Información de la Jirafa, Características y Tipos

¿Deseas obtener Información de la Jirafa?. En este artículo te contaremos la clase de animal de que se trata, sus hábitos, su tipo de alimentación, las zonas en que vive y muchos otros conocimientos útiles respecto a este llamativo animal. Así que te invitamos a profundizar en tus conocimientos sobre este simpático ser vivo de cuello muy alargado.

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Información de la Jirafa en General

La jirafa se trata de un animal que es un mamífero artiodáctilo y forma parte de la familia Giraffidae. Posee el nombre científico de Giraffa camelopardalis. Su hábitat se encuentra en el continente africano y nos estamos refiriendo al animal terrestre que tiene la mayor altura del planeta. Las zonas en las que normalmente se encuentra son el sur del Sahara y en el norte de Botsuana, en los lugares donde aún existen espacios abiertos con grandes pastizales y sabanas.

Subespecies de Jirafas

Se pueden encontrar nueve subespecies de jirafas, aunque esta afirmación se encuentra actualmente en discusión, pero son las siguientes:

  • Jirafa nubiana (Giraffa camelopardalis camelopardalis)
  • Jirafa reticulada o jirafa somalí (Giraffa camelopardalis reticulata)
  • Jirafa ahumada o jirafa de Angola (Giraffa camelopardalis angolensis)
  • Jrafa de Kordofán (Giraffa camelopardalis antiquorum)
  • Jirafa Masai o del Kilimanjaro (Giraffa camelopardalis tippelskirchi)
  • Jirafa de Rothschild o jirafa de Uganda (Giraffa camelopardalis rothschildi)
  • Jirafa de Sudáfrica (Giraffa camelopardalis giraffa)
  • Jirafa Thornicroft o jirafa de Rodesia (Giraffa camelopardalis thornicrofti)
  • Jirafa nigeriana (Giraffa camelopardalis peralta)

Descripción

Los ejemplares masculinos pueden llegar a tener una altura de 5 a 6 metros, desde las patas hasta los cuernos y pueden tener un peso de hasta 1.930 kilos. Los ejemplares hembras son alrededor un metro más pequeñas, con un peso de 1.180 kilos en las que son más pesadas. Tienen unos cuellos muy largos, que pueden llegar a tener una longitud de aproximadamente 2.4 metros de largo con el cual pueden alcanzar las hojas más altas de los árboles.

Sus patas de delante tienen mayor longitud que las traseras, lo que la obliga a abrirlas para que pueda descender su hocico para llegar al agua o poder coger cosas que estén a nivel de la tierra. Aunque son animales muy grandes y pesados, cuando corren son capaces de alcanzar hasta los 60 kilómetros por hora. Y para recuperarse, sólo requieren dormir unas dos horas por día.

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Cualquier individuo jirafa, ya sea hembra o macho, tiene unos cuernos que reciben el nombre de osiconos, que están hechos de cartílagos que adquieren características óseas. En el caso de los ejemplares femeninos tienen unas dimensiones más pequeñas. En los ejemplares masculinos que tienen una edad mayor, es común que muestren unos depósitos de calcio que se forman en el cráneo y que normalmente se confunden con un tercer cuerno.

Los ejemplares de ambos sexos poseen un pelaje con manchas, las cuales les sirven de camuflaje y se puede observar que su color va a variar dependiendo del estado de salud en que se encuentre la jirafa. Otra característica llamativa es que su lengua es de color negro y llega a tener una longitud de 50 centímetros, que es capaz de usar para poder higienizar sus orejas.

Las jirafas tienen una manera de comunicarse mediante sonidos que los seres humanos no pueden escuchar, debido a que usan el infrasonido, esto es, que usan ondas acústicas que son imposibles de escuchar para los seres humanos.

Alimentación

Las jirafas tienen una dieta que se basa en ramas y hojas de los árboles, sin importar que tengan o no espinas, ya que su fuerte lengua les facilita su digestión. Como su alimento está constituido por elementos que están llenos de agua, es capaz de permanecer sin tomar ese líquido por bastante tiempo.

Se trata de animales que son muy caprichosos cuando se trata de elegir su alimento cuando la época del año es abundante, siendo el árbol de acacia uno de sus favoritos, pero en el momento en que se encuentra en épocas de insuficiencia, es un animal que se adecua a lo que pueda encontrar en la naturaleza.

Las jirafas son animales rumiantes y, como todos ellos, tiene cuatro estómagos, en razón de lo cual tiene una digestión que es muy dilatada, pero esto no les imposibilita utilizar una gran cantidad de su tiempo en actividades alimenticias, de hecho le dedican de 16 a 20 horas al día a alimentarse.

Reproducción

Una de las costumbres que emplean los machos para poder tener copulaciones con las hembras que se encuentran en época de celo, es que se dedican a efectuar unos enfrentamientos con sus cuellos, a los que llaman necking, los cuales, en la mayor parte de las ocasiones, no suelen tener consecuencias, pero en unos pocos sí pueden resultar en la muerte de uno de los ejemplares.

Cuando la cópula ha tenido éxito, la gestación tiene una duración de 14 a 15 meses y no hay camadas, porque nace una sola cría. La forma del parto transcurre de la siguiente manera: la madre, mientras se encuentra parada, expulsa el saco embrionario, que se quiebra en el mismo momento en que la cría toca el suelo.

Al nacer, una jirafa puede llegar a tener una longitud de dos metros de altura y un peso de unos 50 a 55 kilos. A las pocas horas del nacimiento, las crías empezarán a correr, pero no llegan a ser totalmente independientes hasta que llegan a cumplir los 18 meses de edad, que es el momento en que dejan de consumir la leche materna. Las estadísticas indican que sólo entre el 25% y el 50% llegan a ser adultos y su expectativa de vida se encuentra entre los 20 y los 26 años de edad.

Depredadores de la Jirafa

El león es el mayor depredador de las jirafas. Pero hay un grupo de amenazas más grande, dentro del cual se encuentran los leopardos, los cocodrilos y las hienas, que no tienen ningún reparo en atacarlas, en particular cuando se trata de crías, jirafas enfermas o que tienen una avanzada edad.

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Aunque se debe tener en cuenta que no se trata de animales que sean muy sencillo de cazar, debido a la estatura que poseen y a una inusual habilidad para patear a sus atacantes con sus patas delanteras, que pueden ser mortales para el depredador, lo que definitivamente es un freno para los animales que pretendan atacarlas.

Sin embargo, no tienen un mayor depredador que el hombre, quien las caza de manera furtiva para obtener sus pieles y sus colas, y consumir su carne. Sin duda, un dato que debes conocer es que, aunque parezca imposible, los seres humanos tienen la misma cantidad de vértebras en el cuello que una jirafa. La diferencia se encuentra en las medidas de las vértebras.

Estado de conservación

Actualmente la jirafa es considerada una especia que se encuentra en estado de vulnerabilidad, tiene muy preocupados a los conservacionistas y se han  tomado muchas medidas para garantizar la seguridad de los ejemplares que se encuentran en zonas que hoy son reservas naturales y parques de conservación. Desde hace tiempo hay leyes que prohíben su caza y se castiga fuertemente a los que son atrapados en esa actividad.

Taxonomía

  • Reino: Animalia
  • Filo: Chordata
  • Clase: Mammalia
  • Orden: Artiodactyla
  • Familia: Giraffidae
  • Género: Giraffa
  • Especie: Giraffa camelopardalis

Áreas de Distribución de la Jirafa

Las jirafas se encuentran distribuidas de manera muy extendida y se pueden encontrar desde Chad, en el norte del continente africano, hasta Sudáfrica en el sur, y desde Níger en el oeste hasta Somalia en el este. De forma usual viven en las sabanas, los pastizales y los bosques abiertos. Su alimentación es herbívora y le gustan mucho las hojas de la acacia, que logra ramonear en alturas que son inalcanzables para la mayoría de los demás animales herbívoros.

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Como hemos dicho, las jirafas adultas suelen ser atacadas por leones, mientras que sus crías son atacadas por leopardos, hienas manchadas o perros salvajes. Las jirafas adultas no son gregarias, así que no poseen grandes vínculos sociales, aunque si suelen desplazarse en manadas abiertas y sueltas que abarcan una gran áreas, porque no suelen tener un movimiento hacia una dirección en particular.

Los machos son capaces de determinar su sistema de jerarquía social por medio de la ejecución de duelos como el necking, que hemos mencionado antes, y que se trata de un combate en el cual usan el cuello y la cabeza como armas. Las jerarquías son necesarias porque sólo los machos que han demostrado ser los dominantes, son lo que podrán copular con las hembras, y hasta allí llega su actividad, porque de la crianza se encargan exclusivamente las hembras.

Origen del Nombre de la Jirafa

El vocablo por el que se la designa comúnmente, jirafa, y primer término del nombre Giraffa derivan del árabe ziraafa o zurapha, lo que quiere decir literalmente alta. El segundo término que da nombre a la especie, que es camelopardalis, deriva del griego camelopardale y del latín camelopardalis, y quiere decir camello leopardo. Esto último probablemente por su capacidad para permanecer sin tomar agua y por las manchas de su pelaje.

El emperador romano Julio César fue quien trajo la primera jirafa a Europa, cuando estuvo en las campañas de conquista en el Asia Menor y Egipto, que fue el mismo viaje en que pudo conocer a Cleopatra. No se tenía conocimiento de qué clase de ser vivo se trataba, así que fueron los romanos quienes la nombraron cameleopardo, por considerarla una mezcla de camello y leopardo, que fue tomado para darles el nombre científico que se utiliza hasta hoy.

Por su aspecto singular, la jirafa fue una fuente de fascinación para varias culturas, tanto de civilizaciones antiguas como modernas, y se trata de un animal que ha aparecido con mucha asiduidad en pinturas, libros y dibujos animados.

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Lamentablemente, en el 2016, la UICN le cambió la clasificación de ser una especie que se encontraba bajo preocupación menor a clasificarla como una especie que se encuentra en estado vulnerable, al haber comprobado que hubo una disminución de la población que llegó a alcanzar hasta el 40 % en el lapso comprendido entre 1985-2015.​ Pero, aún se mantiene una gran cantidad de jirafas en los parques nacionales y reservas de caza.

Etimología

El nombre de jirafa tiene sus orígenes más antiguos conocidos, como ya hemos dicho, en la palabra árabe zarafa, pero es posible que su raíz se encuentre en una lengua africana.​ En la última, nombre puede ser traducido como caminante rápido.​ La designación árabe posiblemente es una derivación de la palabra geri, que es el nombre somalí de este animal.​

La vocablo italiano, giraffa, se utilizó en la década de 1590. El nombre fue deletrado de distintas formas en el inglés medio, como jarraf, ziraph, y gerfauntz.​ La palabra giraffe del inglés moderno, tuvo su desarrollo hacia el año 1600, proveniente probablemente del francés girafe. El nombre específico de la especie, camelopardalis, como ya hemos dicho, proviene de una conjunción del griego y del latín.

Otros nombres africanos para la jirafa incluyen Kameelperd (en Afrikáans), ekorii (en Ateso), kanyiet (en Elgon), nduida (en Gikuyu), tiga ( en Kalenjin y Luo), ndwiya (en Kamba), nudululu (en Kihehe), ntegha (en Kinyaturu), ondere (en Lugbara), etiika (en Luhya), kuri (en Ma’di), oloodo-kirragata o olchangito-oodo (en Masái), lenywa (en Meru), hori ( en Pare), lment ( en Samburu) y twiga (en Swahili y otros) en el este; y tutwa (en Lozi), nthutlwa (en Shangaan), indlulamitsi (en Siswati), thutlwa (en Sotho), thuda (en Venda) y ndlulamithi (en Zulú) en el sur.

Taxonomía y Evolución

La jirafa forma parte del suborden Ruminantia, y muchos Ruminantia fueron dibujados desde mediados del Eoceno en Asia Central, el Sudeste de Asia y América del Norte. Es probable que su rápida disgregación haya sido consecuencia de las condiciones ecológicas de ese lapso.​ Junto con el okapi, la jirafa es una de las dos especies que existen de la familia Giraffidae.

Hace mucho tiempo esta familia animal era mucho más grande, ya que existen documentados más de diez géneros fósiles identificados. Sus parientes más cercanos que han podido conocerse se tratan de los climacocerátidos, que hoy se encuentran extintos. Estos, al igual que la familia Antilocapridae, de la cual la única especie que ha sobrevivido es el berrendo, son parte de la superfamilia Giraffoidea.

Estos seres vivos lograron evolucionar en la época del Mioceno partiendo de una familia de animales ya extintos, los Palaeomerycidae, que existieron en el centro y sur de Europa, hace ocho millones de años.​ De las extintas familias de los jiráfidos antiguos, se ha podido establecer que el Sivatherium tenía un cuerpo muy voluminoso y macizos, otros, como Giraffokeryx, Palaeotragus que se piensa que es el probable antecedente del okapi, Samotherium y Bohlinia tenían un cuerpo más estirado.​ El Bohlinia llegó hasta China y el norte de la India como consecuencia de un  cambio climático.

A partir de ese momento comenzó la evolución del género Giraffa, que llegó hasta África hace alrededor de siete millones de años. Posteriormente, sucesivos cambios climáticos ocasionaron la extinción de las jirafas que se encontraban en el continente asiático, mientras que las jirafas que llegaron a África lograron sobrevivir, escindiéndose en algunas nuevas especies.

La Giraffa camelopardalis tuvo su origen hace uno millón de años en África oriental en la época del Pleistoceno. Varios biólogos piensan que la jirafa que conocemos hoy es la descendiente de la Giraffa jumae; mientras que otros científicos indican que la Giraffa gracilis es un ancestro más adecuado.​ Se piensa que el motivador esencial de la evolución de las jirafas fue la modificación de los extensos bosques hacia los hábitats más abiertos, un cambio que empezó hace unos ocho millones de años.

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Varios investigadores sostuvieron la hipótesis de que el nuevo ambiente en el que se encontraba la jirafa tuvo como consecuencia adaptarse a una dieta distinta, lo que incluyó a las hojas de Acacia, que es su favorita, pero que pudo haber arriesgado los antepasados de la jirafa a toxinas que ocasionaron grandes pautas de mutación y se incrementó la velocidad de la evolución de esta especie.​

La jirafa fue esbozada por vez primera en 1758 por Carlos Linneo, quien le asignó un nombre de dos palabras que fue Cervus camelopardalis. Morten Thrane Brünnich hizo la clasificación del género Giraffa en el año 1772. En el siglo XIX, Jean-Baptiste Lamarck hizo la afirmación de que el cuello largo de las jirafas es una característica adquirida, como una especia de adaptación evolutiva que tuvo lugar en el momento en que generaciones de jirafas antiguas tuvieron que hacer esfuerzos para poder llegar a las hojas de árboles altos.

Esta teoría fue eventualmente echada de lado, y los científicos piensan hoy que el cuello de la jirafa se alargó gracias a la selección natural que propugnó Darwin, esto es, que las jirafas antiguas con cuellos extendidos tenían una gran primacía competitiva, podían alimentarse mejor, de manera que también pudieron reproducirse de mejor forma y transmitir sus genes con mayor éxito.

Subespecies de Jirafas

Hasta el año 2016, se conocían hasta nueve subespecies de jirafas, como hemos indicado en una sección anterior de este artículo. Pero, gracias a un análisis del ADN nuclear y de las mitocondrias demostró en forma clara, que las jirafas no son producto de una sola especie, sino que son el resultado de la mezcla de cuatro especies distintas. Las especies y sus subespecies, considerando el más reciente estudio genético, serían las siguientes, incluyendo las consideraciones sobre su población al año 2010:

La jirafa nubiana, Giraffa c. camelopardalis

Se trata de una subespecie nominativa que puede ser encontrada en el oriente de Sudán del Sur y hacia el suroeste de Etiopía. Se pensó en 2010 que menos del 250 ejemplares vivían aún en la naturaleza, aunque este número es incierto. Es muy escaso tenerlo en cautiverio, aunque si hay un grupo en el zoológico de Al Ain en Emiratos Árabes Unidos.​ En el año 2003, este grupo tenía 14 individuos.​

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La jirafa de Kordofán, Giraffa c. antiquorum

Se encuentra diseminada en una amplia zona, distribuida entre el sur de Chad, el norte de Camerún, República Centroafricana, y el noreste de la República Democrática del Congo. Con anterioridad, en las poblaciones de Camerún se incluían a las Giraffa c. peralta, pero esto fue un error.

Se piensa que esta subespecie posee una población de menos de 3000 individuos en estado salvaje. Hubo una confusión inmensa entre ésta subespecie y Giraffa c. peralta, con relación a la cantidad de individuos que se encuentran en cautiverio en los parques zoológicos. En el año 2007, se pudo demostrar que los supuestos Giraffa c. peralta que se encontraban en los zoológicos europeos, eran realmente Giraffa. c. antiquorum.​ Al poder hacer las correcciones, se determinó que sólo hay alrededor de 65 individuos mantenidos en zoológicos.​

La jirafa de África Occidental, Giraffa. c. peralta

Es también conocida como jirafa de Níger o jirafa de Nigeria, se trata de una subespecie que es endémica del suroeste de Niger. De acuerdo a la estadística de 2010, hay menos de 220 ejemplares en la naturaleza. Hace muchos años se pensaba que las jirafas del norte de Camerún eran parte de esta subespecie, pero pudo comprobarse que realmente pertenecen a Giraffa c. antiquorum.​

Este error también provocó gran desconcierto sobre su permanencia en cautiverio en los zoológicos, pero en el año 2007, se estableció que todos los Giraffa. c. Peralta en los zoológicos europeos eran realmente individuos de la especie Giraffa c. antiquorum.​

La jirafa de Rothschild, Giraffa. c. rothschildi

Esta subespecie tiene el nombre de Walter Rothschild, y se la denomina igualmente como la jirafa de Baringo o jirafa de Uganda. Se encuentra diseminada  en los territorios de Uganda y Kenia. Se ha afirmado que también existen ejemplares en el sur de Sudán, pero esa información no ha podido ser comprobada.​ Se estima que para 2010 había menos de 700 ejemplares que permanecían en estado salvaje,​ y más de 450 se encuentran en cautiverio en zoológicos.

La jirafa reticulada, Giraffa. r. reticulata

Se la conoce igualmente como la jirafa Somalia, es oriunda del noreste de Kenia, del sur de Etiopía, y de Somalia. Según los datos estadísticos del año 2010, se pensaba que quedaban menos de 5000 ejemplares en la naturaleza, y según los registros del Sistema Internacional de Información sobre Especies, hay más de 450 individuos que se encuentran en cautiverio en los zoológicos.

La jirafa Masai, Giraffa. t. tippelskirchi

Se la conoce con el nombre de la jirafa del Kilimanjaro, y se encuentra diseminada por el centro y el sur de Kenia y Tanzania. De acuerdo a la estadística que hemos citado, se estimó que quedaban menos de 40 mil permanecen en la naturaleza,​ y alrededor de 100 ejemplares son mantenidos en cautiverio en zoológicos.​

La jirafa de Zambia, Giraffa. t. thornicrofti

Otro nombre con el que se le conoce es el de jirafa de Thornicroft, ello es así por hacer un homenaje a Harry Scott Thornicroft. Esta subespecie sólo se encuentra en el valle de Luangwa, hacia el este de Zambia. Se pensaba en 2010 que quedaban menos de 1500 individuos en estado salvaje,​ y no se posee ninguno de esta clase en los parques zoológicos.

La jirafa de Sudáfrica, Giraffa. g. giraffa

Esta jirafa tiene su hábitat muy extendido, entre el norte de Sudáfrica, el sur de Botsuana, el sur de Zimbabue, y el suroeste de Mozambique. En 2010 se estimó que quedaban menos  12.000 ejemplares en la naturaleza,​ y apesaradamente 45 eran mantenidos en cautiverio en parques zoológicos.​

La jirafa de Angola o jirafa de Namibia, Giraffa. g. angolensis

También es otra especia que se encuentra muy extendida, puede encontrarse en el norte de Namibia, al suroeste de Zambia, Botsuana, y el oeste de Zimbabue. Debido a los resultados de un examen genético efectuado en 2009 sobre esta subespecie, se llegó a la conclusión de que las poblaciones en el norte del desierto de Namib y en el Parque nacional Etosha son una subespecie distinta.​ Según el estudio de 2010, se pensaba que quedaban menos de 20 mil ejemplares en estado salvaje;​ y aproximadamente 20 se encuentran en cautiverio en los zoológicos.

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Las subespecies de la jirafa generalmente pueden diferenciarse por los modelos que presentan su pelaje. La jirafa reticulada y la jirafa Masai muestran los dos extremos por la forma que tienen las manchas en su pelaje. La primera tiene motas con formas redondas, mientras que la segunda las tiene de estilo dentado.​ El ancho de las líneas de separación que se encuentran entre las manchas también es diferente.

La jirafa de África Occidental posee líneas gruesas, mientras que la jirafa reticulada y la nubiana poseen listas más delgadas. La jirafa de África Occidental también tiene un pelaje más claro que las demás subespecies. Un estudio de 2007 relacionado con la genética de seis subespecies, que fueron las jirafas de África Occidental, Rothschild, reticulada, Masai, Angola y Sudáfrica, ya apuntaba a que podían ser especies diferentes, en lugar de ser subespecies.

Con base en la deriva genética en la ADN de las mitocondrias y el nuclear, dicho experimento pudo deducir que las jirafas de estas poblaciones están en una situación de aislamiento reproductivo, debido a lo cual es muy improbable que haya cruces entre ellas. Esto ocurre sin una explicación forzosa, porque no hay impedimentos naturales de acceso entre las áreas que habitan estas poblaciones.

El estudio incluyó a las poblaciones cercanas a las jirafas Rothschild, reticulada y Masai. Se piensa que la jirafa Masai también puede ser el producto de algunas especies separadas por el Gran Valle del Rift. Mientras tanto, las jirafas reticulada y Masai poseen la más rica diversidad de ADN mitocondrial, lo que es una confirmación de la afirmación de que las jirafas tuvieron su origen en África oriental.

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Las poblaciones más septentrionales son producto del proceso evolutivo a partir de la primera especie, mientras que las poblaciones meridionales tuvieron su evolución partiendo de las septentrionales. Otra conclusión a la que se llegó en el estudio es que las jirafas tienden a seleccionar como parejas a aquellas que tienen la misma clase de pelaje, el cual se define cuando son crías.

Las aplicaciones de estas conclusiones para la posibilidad de conservar a las jirafas fueron objeto de un resumen por parte del científico David Brown, quien fue el autor más eminente del estudio, llegando a afirmar que recurrir a la agrupación de todas las jirafas en una sola especie porque se parecen, es tratar de esconder una realidad y es que algunas de las especies y subespecies de jirafa se encuentran al borde de la extinción.

De hecho, algunas de las poblaciones de estas especies solo tienen unos cientos de individuos y requieren de medidas de protección urgentes. Según el estudio realizado, la jirafa de África Occidental se encuentra más estrechamente vinculada con las jirafas de Rothchild y reticulada que con la jirafa de Kordofán.

Sus antecesores pueden haber emigrado desde el este hacia el norte de África y luego hacia su actual zona de hábitat, por razón de la extensión del desarrollo del desierto del Sahara. Pero en la época del Holoceno, se piensa que el lago Chad, para aquel momento con un volumen aún mayor, puede haberse constituido en un obstáculo natural entre las jirafas de Kordofán y las de África Occidental.

Anatomía y Morfología en profundidad

Una jirafa macho adulta, puede llegar a tener una longitud de entre 5 y 6 metros, mientras que las hembras suelen tener menor tamaño. En cuanto al peso, un macho adulto puede llegar a alcanzar un promedio de 1.200 kilogramos, mientras que el promedio de peso de un ejemplar hembra es de unos 828 kilogramos.

Aunque se trata de animales que poseen un cuello y unas patas muy largas, puede decirse que no guarda proporción con su cuerpo, debido a que éste es corto en comparación. Las jirafas tienen ojos ubicados a los dos lados de la cabeza, de estructura grande, son saltones y le obsequian una muy buena visión desde su gran altura. Se ha podido determinar que las jirafas son capaces de distinguir colores y que poseen un sentido del oído y del olfato muy bien desarrollado.

Como medida de protección contra las hormigas y las tormentas de arena frecuentes en sus hábitats, las jirafas están en capacidad de cerrar sus orificios nasales musculares. Poseen una lengua prensil con una longitud de unos 50 centímetros de largo. Su color se encuentra entre el púrpura y el negro, probablemente con la finalidad de protegerla de las quemaduras por el sol, y la jirafa la usa no sólo para comer, sino para agarrar el follaje, y también para hacerse el aseo y la limpieza de la nariz y las orejas.

Las jirafas tienen un labio superior que tiene la facultad de ser prensil y es muy útil al momento de agarrar las hojas de los árboles de los que se alimenta y tanto los labios como la lengua y la parte interna de su boca están recubiertas de papilas que los protegen de las espinas que se puedan encontrar en las ramas.

Su pelaje posee motas o lunares de color oscuro, que pueden presentarse en tonalidades casi negras, marrones, castañas y anaranjadas, que se encuentra distanciadas por pelaje de color más claro, normalmente crema o blanco.​ Las jirafas macho se tornan más oscuras mientras van envejeciendo. El diseño que tiene su pelaje les sirve como camuflaje, porque hace que se disimulen entre los patrones de sombra y  luz de los bosques de las sabanas.​

La piel que se encuentra bajo las manchas prietas son los lugares en los que están estructuras complejas de vasos sanguíneos y enormes glándulas sudoríparas, y también tienen la función de accesos de aire que las ayudan en la termorregulación. La verdadera piel de las jirafas es en su mayoría de color gris. Tiene igualmente la particularidad de ser gruesa y eso les facilita el desplazamiento por los bosques de arbustos espinosos sin recibir ningún arañazo.

También su pelaje funciona como un arma de defensa química, debido a que posee unos químicos que resultan ser los repelentes de parásitos del animal, lo que también les confiere un olor único. Se ha comprobado que su pelaje contiene al menos once géneros químicos que producen distintos olores, aunque el indol y el 3-metilindol son los causantes de gran parte de ese olor inusual.

Se ha comprobado que los machos poseen un olor más penetrante que las hembras, por lo que se infiere que es probable que el olor tenga también una función llamativa al momento de la copulación.​ También exhiben en la extensión del cuello una especia de melena de pelos cortos y rectos.​ Sus colas suelen tener una extensión de un metro y terminan en un alargado mechón de pelo oscuro que normalmente utilizan para espantar a los insectos que las molestan.

Cráneo y osiconos

Las jirafas de ambos sexos, como ya hemos indicado de forma general, poseen osiconos, que son una especia de estructuras sobresaliente que tienen mucho parecido con los cuernos. Éstos se crean gracias a cartílagos óseos, que luego son tapados por la piel y se fusionan con el cráneo, específicamente en los huesos parietales.​ Como se trata de estructuras que están vascularizadas, se piensa que los osiconos pueden tener algún tipo de función dentro de la termorregulación, y también son usados en los duelos entre machos en las épocas de apareamiento.

La forma en que lucen los osiconos posibilita la distinción entre el sexo de las jirafas y la edad que tienen. Los osiconos de los ejemplares hembras y de los jóvenes son estrechos y poseen una especia de pequeño penacho de pelo en su sección superior, mientras que los osiconos de los ejemplares machos adultos suelen culminar en perillas y tienen la tendencia a no poseen pelo en la parte superior.

Es normal observar que los adultos presentan una especie de protuberancia mediana, más perceptible en los ejemplares machos, que sobresale de la porción delantera del cráneo. Se trata de un depósito de calco que se desarrolla más en los machos y forman esa protuberancia en el cráneo en relación directa con la edad del animal y a medida que son más viejos, tiende confundirse con un tercer osicono o cuerno.

Las jirafas poseen muchos senos craneales, lo que hace que su cráneo resulte menos pesado. Pero, en el caso de los machos, su cráneo va incrementando su peso y podemos observar que tiene una figura semejante a la de un palo de golf cuando son viejos, lo que les da la oportunidad de poder ser más agresivos en el combate por las hembras.​ La mandíbula superior presenta un paladar ranurado y no tienen dientes frontales, aunque sus molares poseen una superficie rugosa.

Patas, locomoción y postura

Las patas anteriores y posteriores de las jirafas poseen aproximadamente la misma longitud, aunque las delanteras suelen ser un poco más largas. Loe huesos radio y cúbito de las patas delanteras se encuentran articulados por un hueso carpo que ejerce la función de una rodilla, aunque realmente es una estructura que se parece más a una muñeca humana. La pata posee un diámetro de 30 centímetros, y el casco es 15 centímetros de alto en los machos y 10 centímetros en las hembras.

La parte posterior de los cascos es baja y el espolón está situado muy  cerca del suelo, lo cual es muy útil porque permite que la pata soporte el peso del animal.​ Las jirafas no poseen glándulas interdigitales. Su pelvis, siendo racionalmente corta, posee un ilion que se encuentra extendido en los extremos superiores.​

Las jirafas sólo pueden andar de dos maneras que son galopar y caminar. Al caminar, lo hacen moviendo las patas de un mismo lado del cuerpo de forma simultánea, y a continuación lo ejecutan de la misma forma con las patas del otro lado. Cuando se desplazan al galope, las patas traseras se desplazan alrededor de las patas delanteras antes de que estas últimas se desplacen hacia adelante, y mantiene la cola baja.

Mientras se encuentra galopando, la forma en que la jirafa mantiene el equilibrio es dependiendo de los movimientos que efectúa hacia adelante y hacia atrás con su cabeza y  cuello, con lo que logra contrarrestar el impulso. Al galope, las jirafas pueden llegar hasta una máxima velocidad de 60 kilómetros en las distancias cortas,​ y son capaces de mantener una velocidad de 50 kilómetros en una distancia larga.​

La manera en que la jirafa descansa es recostándose con su cuerpo sobre la sección superior de sus patas dobladas. Pero si se quiere acostar, se arrodilla sobre sus patas delanteras y luego hace que descienda el resto de su cuerpo. Si desea ponerse de pie, primero se coloca de rodillas y luego extiende sus patas traseras para poder levantar sus cuartos traseros. Finalmente se para enderezando sus patas delanteras.

Con cada paso que da, la jirafa balancea su cabeza. Si se encuentra en cautiverio, duerme de forma intermitente un promedio de 4 a 6 horas al día, en particular en las horas nocturnas.​ Por lo general duerme acostada, aunque han podido observarse oportunidades en las que duerme de pie, en especial si se trata de una jirafa de edad avanzada.

Cuando duerme acostada, tiene breves fases intermitentes de sueño profundo, que se identifican porque el animal dobla su cuello hacia atrás, para poder descansar la cabeza sobre su cadera o el muslo. Esta es una posición que, según afirman los expertos, indica que se tiene un sueño paradójico.

En el caso de que la jirafa quiera agacharse para beber, lo que suele hacer es extender lateralmente sus patas delanteras, o doblar sus rodillas.​ Es probable que las jirafas no sean buenas nadadoras, porque el procedimiento les resultaría demasiado engorroso en el agua, debido a sus largas patas, lo que sí es probable es que puedan flotar.​ Ello es así porque al nadar, el tórax se hundiría por el peso de las patas delanteras, por lo que sería muy complicado para el animal poder mover el cuello y las patas de forma sincronizada​ o llevar la cabeza por encima de la superficie del agua.

Cuello

La jirafa cuenta con un cuello muy largo que puede llegar a tener una medida de hasta 2 metros de longitud y éste está considerado como la mayor extensión que presenta altura vertical del animal. El tamaño de su cuello es el producto de un alargamiento desmedido de sus vértebras cervicales, y no se debe a que posea unas vértebras adicionales. Se ha podido medir que cada vértebra cervical tiene una extensión de más de 28 centímetros.

Estás vértebras son del 52% al 54% de la extensión de la columna vertebral de la jirafa; en comparación, de un 27% a un 33% es típica de los grandes ungulados parecidos, lo que incluye al más cercano pariente vivo de la jirafa, el okapi.​ Esta distensión del cuello se presenta particularmente luego del nacimiento, ya que de no ser así, las hembras enfrentarían muchas dificultades al dar a luz a las crías, si tuvieran la misma proporción del cuello que las jirafas adultas.

La cabeza y el cuello de las jirafas se sostienen debido a la existencia de un ligamento que poseen en la nuca y a los fuertes y grandes músculos que se encuentra anclados por largas espinas dorsales en su vértebra torácica anterior, lo que le proporciona una joroba al animal.​

Las vértebras de su cuello poseen rótulas. La articulación atlas–axis entre las vértebras C1 y C2, en particular, es lo que hace que la jirafa sea capaz de inclinar la cabeza de manera vertical para poder llegar a las ramas más altas con su lengua. El punto de la articulación que se encuentra entre las vértebras cervicales y torácicas de las jirafas ha sufrido un desplazamiento hacia la primera y segunda vértebra torácica T1 y T2, esto difiere de la mayoría de los demás animales rumiantes, en los que la articulación suele encontrarse entre la séptima vértebra cervical C7 y la primera vértebra torácica T1.​

Esta modificación ayuda a que la séptima vértebra cervical C7 contribuya directamente en el agrandamiento de la longitud del cuello y en ello se han basado las especulaciones que afirman que la primera vértebra torácica T1 es verdaderamente una octava vértebra cervical C8, por lo que, según quienes afirman esto, las jirafas poseen una vértebra cervical adicional.

Sin embargo, esta especulación no es de aceptación general, en razón de que la primera vértebra torácica T1 posee otras particularidades morfológicas, tales como la articulación de una costilla, siempre han sido consideradas en el diagnóstico como vértebras torácicas, y porque las modificaciones en la cantidad usual de vértebras cervicales en los mamíferos suelen venir acompañadas por un incremento de anomalías neurológicas y enfermedades varias.​

Hay dos conjeturas principales sobre el origen de la evolución y la conservación del alargamiento en el cuello de la jirafa. La hipótesis de la competición entre ramoneadores fue propuesta primero por Charles Darwin, y solo en épocas actuales ha sido objeto de cuestionamiento.

Esta afirmación propugna la idea de que la presión por la competencia en la supervivencia entre las ramoneadores más pequeños, como el kudu, el steenbok y el impala, fue la que provocó el alargamiento en el cuello de la jirafa, ya que con ello pudo tener acceso a alimentos más allá del alcance de sus especies competidoras.

Esta ventaja es real y observable, si se considera que las jirafas pueden alimentarse del follaje que se encuentra hasta una altura de 4,5 metros, mientras que sus competidores más altos, como el kudu, solo pueden ramonear su alimento hasta una altura de 2 metros.​

También se han hecho investigaciones que han sugerido la existencia de una gran competencia entre los ramoneadores que se encuentran en los niveles más bajos, y que con su alargado cuello las jirafas se alimentan de manera más eficiente, porque logran obtener más biomasa de hojas en cada bocado, mientras se alimentan en las partes altas del dosel.

Sin embargo, los expertos no se han puesto de acuerdo sobre el tiempo que las jirafas emplean al alimentarse a alturas que se encuentran más allá del alcance de los demás ramoneadores,​ y un estudio de 2010 llegó a la conclusión de que las jirafas adultas con cuellos más largos inclusive sufrieron tasas de mortalidad mayores en los períodos de sequía que sus competidores de cuellos más cortos.

Este estudio llega a la conclusión de que para mantener un cuello más largo, es necesario que se adquieran más nutrientes, lo que coloca a las jirafas con cuellos largos en riesgo en aquellos lapsos en los que los alimentos escasean.​

La segunda teoría principal, es la conjetura de la selección sexual. Según esta concepción, los largos cuellos de las jirafas evolucionaron para convertirse en una característica sexual secundaria, debido a que les otorga una ventaja a los machos en los momentos de los combates con los cuellos o necking en inglés, mediante los cuales los machos pueden establecer el predominio entre los machos rivales, lo que les permite obtener acceso a las hembras sexualmente receptivas.

Esta teoría parece estar sustentada en la observación de que los cuellos son más largos y más pesados en los machos que en las hembras que tienen la misma edad,​ y que los machos no usan otras formas de combate. Sin embargo, una objeción a esta suposición, es que esta teoría no explica por qué las hembras también poseen cuellos largos.​

La familia Giraffidae solo tiene dos especies; en razón del particular cuello largo de la jirafa los estudios genéticos han tratado de dar una explicación a esa peculiaridad en las jirafas. Al haberse obtenido la secuencia del ADN de los dos miembros de esta familia de seres vivos y por medio del análisis comparativo con otros mamíferos de la clase euteria, fue posible identificar 70 genes que exhiben muchos signos de adaptación evolutiva en la jirafa. Estos genes codifican los reguladores del perfeccionamiento nervioso, cardiovascular y óseo.​

En otro análisis fue posible alinear las secuencias de las dos especies de la familia Giraffidae con las secuencias del ganado bovino. Las conclusiones a las que se arribaron fueron que la longitud del cuello de la jirafa puede deberse probablemente al resultado de mutaciones que se presentaron en dos grupos de genes, uno de esos grupos controla los patrones de desarrollo genético en la longitud del cuello, y el otro grupo controla el desarrollo de los factores de crecimiento.​

A su vez, también se pudo relacionar un número de genes que se vinculan con la evolución de un aparato cardiovascular más fuerte para poder enfrentar los inconvenientes de poseer un cuello más largo, debido a que se requiere de la travesía de más sangre. Es posiblemente por esta razón que la jirafa tiene algunos de los inconvenientes fisiológicos más difíciles.

Pero estas adaptaciones o soluciones brindadas por la naturaleza,  en particular por lo que toca al desarrollo de su aparato circulatorio, los estudios sobre este aspecto de las jirafas pueden ser gran utilidad en el tratamiento de la hipertensión y de las enfermedades cardiovasculares en los seres humanos.

Sistemas internos

En el caso de los mamíferos, el nervio recurrente laríngeo izquierdo suele ser más largo que el derecho; en el caso de la jirafa es más de 30 centímetros más largo. Se ha comprobado que en la jirafa, estos nervios son más largos que en cualquier otro ser vivo.​ El nervio izquierdo posee una longitud de más de 2 metros.​

Cada una de las células nerviosas que se encuentran presentes en esta conducción tiene su origen en el tronco cerebral y atraviesa por el cuello por medio del nervio vago, y luego se presenta una ramificación en el nervio recurrente laríngeo que atraviesa nuevamente por el  cuello hasta llegar a la laringe. Por lo tanto, se ha podido comprobar que estas células nerviosas pueden llegar a tener una longitud de casi 5 metros en las jirafas más grandes.

La forma del cerebro de una jirafa se parece a la del ganado doméstico. La manera en que se encuentra conformado su esqueleto solo da posibilidad a un pulmón de tamaño pequeño en relación a su masa.​ Su largo cuello le confiere un gran volumen de espacio muerto, a despecho de lo estrecha que es su tráquea. Estos elementos incrementan la resistencia al flujo del aire. Sin embargo, la jirafa es capaz de suministrar el oxígeno que requieren sus tejidos.​

El aparato circulatorio de la jirafa contiene varias adaptaciones debido a su gran altura. El corazón de una jirafa, que puede llegar a tener un peso de 11 kilos y medir alrededor de 61 centímetros de largo, debe ser capaz de producir aproximadamente el doble de la presión sanguínea que se requiere para ser humano, de manera que se puede mantener el flujo de sangre al cerebro.

Por esa razón, las paredes de su corazón pueden llegar a tener un grosor de hasta 7,5 centímetros.​ La jirafa posee un pulso cardiaco inusualmente alto para su tamaño, de unos 150 latidos por minuto. En la parte superior de su cuello, posee un sistema de regulación de la presión, que es conocido por los expertos como rete mirabile, cuya función es prevenir el exceso del flujo de sangre al cerebro cuando la jirafa baja su cabeza.

Las venas yugulares de las jirafas también contienen varios, por lo usual siete, válvulas para evitar que la sangre de dirija hacia la cabeza desde la vena cava inferior y aurícula derecha, en los momentos en que la jirafa baja la cabeza.​ Por el contrario, los vasos sanguíneos en las secciones inferiores de las patas se encuentran bajo una gran presión, en razón del peso del fluido que se encuentra haciendo fuerza hacia abajo.

Para dar solución a este problema de sobrepresión, la piel de las extremidades inferiores de la jirafa es espesa y apretada. Gracias a esta adaptación se previene el exceso de sangre en las patas.

La jirafa posee músculos esofágicos inmensamente fuertes para que pueda regurgitar los alimentos del estómago hasta el cuello y rumiarlos en la boca. Como ocurre con los demás rumiantes, la jirafa posee un estómago de cuatro cavidades, de las cuales la primera está adaptada a su clase dieta especial.​ Los intestinos de la jirafa poseen una longitud de alrededor de 80 metros​ y la proporción entre el intestino pequeño y grueso es relativamente pequeña. Su hígado es chico y macizo. Una vesícula biliar se encuentra usualmente presente en el período fetal, pero tiende a desaparecer antes del nacimiento.

Hábitat y Alimentación

El hábitat favorito de las jirafas es usualmente los bosques abiertos, los pastizales y las sabanas. Prefieren los bosques abiertos de Acacia, Commiphora, Combretum y Terminalia en lugar de los bosques más densos, como los bosques de Brachystegia.

Pero en el caso de la jirafa de Angola, ésta acostumbra habitar en lugares desérticos. Para alimentarse, ramonea las ramas de los árboles, con preferencia para los árboles de los géneros de la Acacia, Commiphora, y Terminalia, que son una fuente inmejorable de calcio y proteínas, absolutamente necesaria debido al ritmo de crecimiento de la jirafa. Pero también es posible que se alimente de hierbas, arbustos y frutas.

Su dieta diaria consiste en ingerir aproximadamente 34 kilos de follaje cada día.​ Si se encuentra estresada, la jirafa es capaz de masticar la corteza de las ramas. Aunque se trata de un animal herbívoro, se ha podido observar que algunas jirafas se acercan a los esqueletos de los animales muertos que se encuentran para lamer la carne seca de los huesos.

Su altura les concede una relevante superioridad en su alimentación, ya que no tienen competencia con otras clases de animales para poder llegar a la vegetación. Únicamente los elefantes más grandes serían capaces de llegar a las hojas más altas de los árboles de acacia, pero eso no constituye un problema que logre afectar los hábitos de alimentos de ambas clases de animales.​

Cuando llega la estación de las lluvias, el alimento es muy abundante y las jirafas se encuentran más separadas, mientras que en la época de la estación seca, se reúnen en torno a los árboles y arbustos de que poseen hojas perennes que son los que quedan para poder conseguir alimento.​ Las madres tienen la tendencia a alimentarse en áreas abiertas, y posiblemente la razón sea para facilitar el poder detectar a los depredadores, a pesar de que esto puede redundar en una ineficiencia de su alimentación.

Como todos los rumiantes, las jirafas en primer lugar mascan su alimento, se lo tragan para su procesamiento y posteriormente el bolo alimenticio medio digerido se moviliza de forma visible hasta en cuello, y regresa a la boca para masticarlo de nuevo. Es usual que produzca salivación mientras se alimenta.

Aunque no lo parezca, la jirafa necesita menos cantidad de alimento que muchos otros animales herbívoros, debido a que el follaje que consume es el que contiene una mayor concentración de los nutrientes y porque posee un sistema digestivo que es más eficiente.​ Las heces de una jirafa se presentan en forma de pequeñas bolas.​ Si tiene acceso a abundante agua, lo normal es que beba a intervalos no superiores a tres días.​

Las jirafas producen un efecto nocivo en los árboles que usan para alimentarse, debido a que se retrasa el crecimiento de los árboles jóvenes por varios años y provoca una característica especie de cintura en los árboles más altos.​ La actividad de la alimentación se realiza normalmente en los períodos de las primeras y las últimas horas del día. Entre estas horas la jirafa acostumbra encontrarse de pie rumiando. El rumiar es igualmente la actividad predominante durante la noche, período en el que normalmente la practica acostada.

Vida Social y Reproducción

De forma usual, las jirafas se reúnen en grupos, aunque son grupos que se encuentran muy dispersos, y su composición tiene la tendencia a modificarse de forma constante.​ Poseen muy pocos vínculos sociales fuertes y los grupos suelen modificar sus miembros cada pocas horas. Para los fines de una investigación relacionada con las jirafas, se ha creado una definición especial de grupo, según la cual se trata de un conjunto de individuos que pueden encontrarse a una distancia menor a un kilómetro de separación y que se trasladan en la misma dirección de manera general.

La cantidad de jirafas en un grupo puede cambiar hasta llegar a constituirse por 32 individuos. Los grupos más constantes son los que se encuentran conformados por las madres y sus crías, quienes pueden permanecer unidas durante semanas o incluso meses.​ La unión social en estos grupos es mantenida por medio de los vínculos que se forman entre las crías. También es frecuente encontrar grupos mixtos conformados por hembras adultas y machos jóvenes.

Los machos subadultos son especialmente sociales y toman parte en simulación de peleas. Pero, en la medida en que van creciendo, se van convirtiendo en animales menos gregarios.​ Las jirafas no son animales de tipo territoriales, aunque tienen un área en la cual habitan.​ En ocasiones, se ha comprobado que los animales machos transitan hacia lugares que se encuentran alejados de las áreas que normalmente frecuentan.

El método de reproducción es ampliamente polígamo, los machos mayores predominantes se aparean con las hembras fértiles. Los machos llegan a evaluar la fertilidad de las hembras probando su orina para poder detectar estrógeno, en un procedimiento de varias fases que es conocido con el nombre de la respuesta Flehmen.

Los machos van a dar preferencia a las hembras adultas jóvenes, en lugar de las hembras menores o adultas mayores.​ Cuando han detectado a una hembra que se encuentra en celo, el macho tratará de hacerle el cortejo. En la duración de este cortejo, el macho dominante intentará mantener a distancia a los machos que sean sus subordinados.​ En el momento de la cópula, el macho se colocará sobre sus patas traseras con la cabeza arriba y sus patas delanteras se apoyarán en los flancos de la hembra.​

Aunque, de manera usual son animales silenciosas y no vocales, las jirafas si pueden usar varios sonidos para poder comunicarse entre ellas. En los momentos del cortejo, los machos realizan unas toses fuertes.​ Las hembras llaman a sus crías con una especie de mugidos. Las crías pueden emitir resoplidos, balidos, mugidos y sonidos parecidos a maullidos. Las jirafas también pueden producir sonidos como ronqueos, siseos, gemidos y silbidos, pero en las largas distancias con capaces de comunicarse entre ellas por medio del infrasonido.​

Parto y Cuidado Parental

Luego de una gestación que tiene una duración de entre 400 a 460 días, la hembra normalmente da a luz a una sola cría, pero en muy extrañas ocasiones pueden nacer gemelos. La hembra se mantiene de pie para dar a luz. La cría sobresale primero con la cabeza y las patas delanteras, después se rompen las membranas fetales, y cae hacia el suelo, y en este mismo proceso de corta el cordón umbilical.​ Luego la madre limpia el recién nacido con su lengua y le ayuda a colocarse en pie.

Una jirafa recién nacida posee una altura de alrededor 1,8 metros. A poco tiempo de haber nacido, las jirafas crías ya son capaces de correr y son muy parecidos a un ternero cuando tienen una semana de edad. Sin embargo, mientras transcurren de la primera a la tercera semana de edad, se pasan la mayor cantidad de tiempo jugando a las escondidas.​ El patrón de su pelaje les proporciona el camuflaje adecuado.

A los pocos días de su nacimiento, sus osiconos se colocan de forma recta, ya que se encontraban aplanados mientras la cría se encontraba en el útero.​

Las hembras que tienen crías siempre se integran en manadas que poseen crías, ramoneando y moviéndose juntas. Se ha comprobado que en ocasiones, algunas hembras que se encuentran en una manada de crías pueden dejar a sus crías al cuidado de otra hembra, mientras se encuentran alimentándose y bebiendo en otro lugar. A esto se le ha llamado la guardería de jirafas.

Los machos adultos no tienen ningún tol en la crianza de los jóvenes, aunque parece que suelen tener interacciones de tipo amistoso con las crías.​ Los terneros siempre se encontrarán en riesgo de ser cazados, y una hembra tiene la costumbre de permanecer encima de su cría y le dará patadas a cualquier depredador que se le acerca.

Las hembras que vigilan a las crías en una guardería de jirafas solo darán la alerta a sus propias crías cuando se den cuenta de que existe alguna perturbación o un peligro, aunque las demás crías se van a dar cuenta y se irán tras ella.​ La relación entre la hembra y su cría cambia, aunque puede perdurar hasta que la hembra vuelva a parir.​ De la misma forma, las crías pueden mamar por tan solo un mes o durante todo un año, por lo que no existen patrones sobre ello.

Las hembras logran  llegar a la madurez sexual cuando alcanzan los cuatro años de edad, mientras que los machos la alcanzan a los cuatro o cinco años. Sin embargo, debido a la conducta preeminente de los líderes, los machos jóvenes tendrán que esperar hasta que cumplan al menos siete años de edad para volverse predominantes y ganar la oportunidad de poder aparearse.

Esgrima de pescuezos

Los machos usan sus cuellos o pescuezos como armas en sus combates con los machos rivales, se trata de un comportamiento que es conocido en inglés como necking. El combate de cuellos tiene la finalidad de poder establecer el predominio entre los machos. Los machos que ganan estos combates tienen el mayor éxito reproductivo.​

Los combates pueden clasificarse en dos tipos, los de baja y los de alta energía. En los combates de baja energía, los luchadores se frotan y se apoyan en el cuello el uno contra el otro. El macho que llega a permanecer más erecto gana el combate.​ En duelos de alta energía, los machos extienden sus patas delanteras y pivotan el cuello con la intención de golpear al del otro con gran fuerza con sus osiconos.

Los luchadores probarán a tratar de eludir los golpes de cada uno y luego se alistan para contraatacar. La fuerza de los golpes va a depender del peso que tenga la jirafa en el cráneo y el arco en el que puedan hacer el movimiento de oscilación. Un combate puede tener una duración de más de media hora, dependiendo de qué tan equilibradas se encuentren las fuerzas entre los combatientes.

Aunque lo usual es que en la mayor parte de los duelos no resulten jirafas con lesiones graves, si se entusiasman mucho, se ha demostrado por registros que han ocurrido fracturas de cuellos, facturas de mandíbulas e incluso muertes. Luego de que ha terminado un duelo, es usual que los dos machos se acaricien y cortejen, conduciendo a una monta y a un clímax. Se ha comprobado que esa interacción entre machos se verifica con mayor frecuencia que el acoplamiento heterosexual.

En un estudio realizado, se pudo comprobar que hasta un 94% de los incidentes de monta ocurrieron entre machos. La proporción de las actividades del mismo sexo en el estudio oscilaba entre el 30% hasta el 75%. Pero solamente 1% de los incidentes de monta del mismo sexo se produjo entre hembras.

Mortalidad y Salud

La esperanza de vida de las jirafas alcanzan hasta 25 años en la naturaleza, lo que la convierte en un animal que es excepcionalmente longevo en comparación con los demás rumiantes.​ En razón de su tamaño, su excelente vista y sus fuertes patadas, las jirafas adultas por lo general no corren peligro de ser depredadas.​ Sin embargo, sus principales amenazas de depredación son los leones, e incluso son presas habituales para ellos en el Parque Nacional Kruger.

Los cocodrilos del Nilo también pueden representan una amenaza para las jirafas en el momento en que se inclinan para beber agua. Las crías son mucho más frágiles que los adultos, y son una presa usual para los leopardos, las hienas manchadas y los perros salvajes. Sólo entre un cuarto y la mitad de las crías llegan a la edad adulta.

Con la finalidad de evitar ataques de depredadores terrestres mientras beben agua, las jirafas que viajan en pequeños grupos, toman turnos para agacharse a beber. Una o dos de ellas hacen la función de guardianes, y se encargan de mirar en distintas direcciones, mientras las demás logran inclinarse para beber el líquido. Cuando terminan, es su turno de ejercer de guardianes y vigilar.

Pero ante un ataque de un cocodrilo no hay mucho que una jirafa pueda hacer, porque cuando reciben una mordedura en el cuello, su cuerpo perderá el equilibrio hacia adelante.

Otro problema que afecta a las jirafas son distintos parásitos. Lo normal es que tengan garrapatas, en particular en la zona de alrededor de los genitales, que es en lugar en que la piel es más delgada que en otras zonas. Las especies de garrapatas que normalmente se alimentan de las jirafas pertenecen a los géneros Hyalomma, Amblyomma y Rhipicephalus.

Para poder librarse de las garrapatas, las jirafas  han establecido una especie de relación simbiótica con algunas aves como el picabueyes piquigualdo y picabueyes piquirojo, permitiendo que esas aves se les acerquen y se las quiten. También esas aves las alertan de algunos peligros. Las jirafas también sufren de numerosas especies de parásitos internos y son propensas por ello a varias dolencias. También las jirafas fueron víctima de una peste bovina, que fue una enfermedad viral hoy erradicada.

Historia y Significado Cultural

Los seres humanos tuvieron interacción con las jirafas a través de los milenios. El pueblo San que se sitúa en el sur de África tiene bailes medicinales con los nombres de varios animales; el baile de la jirafa es el que se realiza para aliviar las dolencias de la cabeza.​ En muchos cuentos africanos el tema principal es la causa de la longitud de la jirafa,​ incluyendo uno que indica que la jirafa llegó hasta el tamaño que tiene por comer muchas hierbas mágicas.

Las jirafas han sido un símbolo en el arte tradicional por todo el continente africano, incluyendo el arte de los kifianos, egipcios, meroíticos y nubios. Los kifianos hicieron un grabado rupestre de dos jirafas de tamaño natural el cual ha sido calificado como el más grande petroglifo de arte rupestre del mundo. En el caso de los egipcios crearon su propio jeroglífico para representar a la jirafa, llamado «sr» en egipcio antiguo y «mmy» en períodos posteriores. También tenían jirafas como mascotas y las enviaron como obsequios a varios sitios en la región del Mediterráneo.

La jirafa igualmente era conocida en la antigua Grecia y antigua Roma, lugares en los que se pensaba que se trataba de un híbrido natural producto del cruce entre un camello y un leopardo y por esa razón lo llamaron camelopardalis. La jirafa fue uno de los muchos animales exóticos que fueron apresados y  exhibidos por los romanos. La primera jirafa en Roma fue traída, como se dijo antes, por Julio César en el año 46 a. C. y exhibida al público.

Pero con la caída del imperio romano, se redujo también sensiblemente la cantidad de jirafas que se encontraban en el continente europeo. En la época de la Edad Media, los europeos solo tuvieron conocimiento de la existencia de las jirafas por medio del contacto que mantenían con los árabes, quienes veneraban a la jirafa por su aspecto distintivo.

En el año 1414, una jirafa fue enviada desde Malindi a Bengala. Posteriormente fue trasladada a China por un explorador de nombre Zheng He y fue llevada a vivir en un zoológico que poseía la dinastía Ming. El animal fue toda una novedad para el pueblo chino, llegando a ser asociado con figuras míticas como Qilin. La jirafa de Medici era una jirafa que fue exhibida a Lorenzo de Medici en 1486, por tratarse de un animal tan singular, originó una enorme agitación desde su  llegada a Florencia.

Otra jirafa que llegó a ser muy conocida, fue un animal que fue transportado desde Egipto a París a principios del siglo XIX como un obsequio de Mehmet Alí de Egipto a Carlos X de Francia. La jirafa llegada se volvió un gran espectáculo y fue objeto de fabricación de muchos artefactos conmemorativos, llamados luego giraffanalia.

Las jirafas a día de hoy siguen teniendo una influencia en la cultura moderna. Salvador Dalí las representó con crines conflagrados en varias de sus obras surrealistas. Dalí definía a la jirafa como un símbolo de masculinidad, y una jirafa en llamas para él era la representación de un monstruo cósmico y apocalíptico de sexo masculino.

Muchos libros de cuentos para niños incluyen a la jirafa, tales como The Giraffe Who Was Afraid of Heights por David A. Ufer, Giraffes Can’t Dance de Giles Andreae, y La jirafa, el pelícano y el mono de Roald Dahl. Las jirafas han aparecido en muchísimas películas de animación, tienen una representación como personajes menores en El Rey León y Dumbo de Disney, y en un papel mucho más importante en películas como The Wild y Madagascar. Sofía la jirafa ha sido un personaje popular como mordedor para niños desde 1961. Otra famosa jirafa de ficción es la mascota de Toys «R» Us conocida como Geoffrey la jirafa.

La jirafa es también el animal nacional de Tanzania. La jirafa es un animal que ha sido usado para algunos experimentos y se ha llegado a varios descubrimientos científicos. Los investigadores analizaron las propiedades de la piel de la jirafa con la finalidad de poder fabricar trajes para los astronautas y pilotos de combate, porque las personas en estas profesiones corren el peligro de perder el conocimiento si la sangre fluye hacia los pies.

Los expertos en computación lograron modelar los patrones del pelaje de varias subespecies de la jirafa usando procesos de reacción-difusión.​ La constelación de Camelopardalis, que fue creada en el XVII, es la representación de una jirafa. El pueblo Tsuana de Botsuana creyó por mucho tiempo que la constelación Crux era la representación de dos jirafas: Acrux y Mimosa representaban a un macho, y Gacrux y Delta Crucis representaban a una hembra.​

Explotación y Estado de Conservación

Las jirafas con mucha probabilidad eran objetivos comunes para cazadores en toda la extensión de las llanuras africanas. Las diferentes secciones de su cuerpo tenían aplicaciones para muchos propósitos. Su carne esa empleada como alimento. Los pelos de la cola eran útiles para fabricar espantamoscas, pulseras, collares e hilo. La piel se usó para fabricar escudos, sandalias y tambores, y sus tendones servían como cuerdas para los instrumentos musicales.

Los curanderos de Buganda usaban el humo proveniente de la quema de piel de jirafa para el tratamiento de hemorragias nasales. En el pueblo de los Humr de Sudán se consume la bebida Umm Nyolokh, que se hace del hígado y médula ósea de jirafas. A menudo la bebida Umm Nyolokh contiene DMT y otras sustancias que son psicoactivas y que derivan de las plantas de las que las jirafas se alimentan, como el árbol de Acacia, y la creencia es que esta bebida produce alucinaciones de jirafas, las cuales serían fantasmas de jirafas, según los Humr.

En el siglo XIX, los exploradores europeos empezaron a cazar las jirafas por diversión. La jirafa es un animal que también ha sufrido las consecuencias de la destrucción de su hábitat, aunque la jirafa es capaz de convivir con el ganado, ya que no compiten directamente entre sí por los alimentos, pero en el Sahel la necesidad de tener leña y el requerimiento de nuevas áreas para el pastoreo de ganado dieron origen a una gran deforestación de su hábitat.

La jirafa ha sido clasificada como una especie que se encuentra bajo régimen de preocupación menor por la UICN, ya que se piensa que aún sigue siendo numerosa. Sin embargo, ha sido exterminada de una gran parte de su área de distribución histórica, lo cual incluye a Eritrea, Guinea, Mauritania y Senegal. Se ha demostrado igualmente que ha desaparecido de Angola, Malí y Nigeria, aunque fue introducida en Ruanda y Suazilandia.

Dos subespecies de ella, la jirafa de África Occidental y jirafa de Rothschild, han sido clasificadas como subespecies en peligro de extinción,​ porque solo quedan unos cientos de ejemplares viviendo libres en la naturaleza. En el año 1997, Jonathan Kingdon difundió la idea de que la jirafa nubiana era la que se encontraba más amenazada de todas. De hecho, en un estudio realizado en el año 2010, se concluyó que es probable que sólo quedaran unos 250 ejemplares en estado salvaje, aunque esta afirmación no ha podido ser comprobada por completo.

Aunque parezca un  contrasentido, las reservas de caza privada ayudaron a la conservación de las poblaciones de jirafas en África meridional.​ Otro dato que debes conocer es que el Giraffe Manor es un famoso hotel de Nairobi, que también tiene la función de ser un santuario para las jirafas de Rothschild. Rn la actualidad, la jirafa es una especie protegida en la mayor parte de los países que conforman su área de distribución.

En el año 1999 se estimó que la población de jirafas que vivían estado salvaje era más de 140.000 jirafas, pero las estimaciones que pudieron hacerse, luego del estudio del año 2010 dejaron claro que de esa cantidad, en aquel momento sólo existían menos de 80.000 ejemplares en estado salvaje.​

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